
Monday:
Aunque estábamos muy cansados, nos levantamos tempranito a las 7.30 ya que teníamos un día bastante largo por delante. Nos preparamos para la excursión y desayunamos en el resataurante buffet con todo preparado. El desayuno no estaba mal aunque algunas cosas no eran demasiado buenas. Nos preparamos los rigurosos mini bocadillos de emergencia y a eso de las 9.15 estábamos desembarcando.
Estábamos en Casablanca y por supuesto teníamos que tratar con los taxistas y touts oportunos. El rollo a veces de los cruceros es que el barco atraca en algún sitio muy alejado de la entrada del puerto y entonces si no tienes un bus que te lleve tienes que apalabrar un taxi o pegarte la caminata. Este fue el caso de Casablanca que además, siendo un país como Marruecos pues se puede uno imaginar lo que te intentan tangar los taxistas.
Empezamos a andar hacia la salida y en cuanto pasamos el control portuario, allí estaban los taxistas esperándonos. Lo más gracioso es que le preguntamos al policía que cuanto nos podía costar un taxi a la estación de trenes que queríamos y nos dijo una barbaridad que sabíamos que no era, o sea que también estaba compinchados con los otros. Ocurrió la típica escena, yo había visto que a la salida del Puerto se tardarían unos 20 minutos andando y desde allí podíamos coger taxis normales baratos sin que nos tangaran. Aún así los taxistas que nos estaban esperando por supuesto lo intentaron hasta más no poder… Intenté negociar con algunos de ellos pero no hubo manera así que decidimos andar.
Había que salir por la salida 1 y había que dar un buen rodeo, a veces con una acera pequeñita pequeñita con señales de tráfico enanas que te podían dar en la cabeza si te descuidabas. Afortunadamente, justo al lado de la salida 1 estaba Casa Port, una estación de trenes bastante moderna donde compramos una tarjeta SIM que nos costó 60 Dirham y llevaba 1 GB de datos. El chaval de la tienda súper simpático nos ayuda a cambiar las tarjetas nos dio mucha información muy útil y nos dijo dónde podíamos sacar dinero.
Hoy, como teníamos el día completo, habíamos decidido pasarlo en Rabat, a una hora en tren de Casablanca. Con lo poco que pudimos usar internet el primer día, teníamos entendido que para ir a Rabat había que ir a otra estación de trenes (Casa Voyager) pero Agata tuvo la idea de preguntar en Casa Port ya que estábamos allí y resulta que había trenes directos a Rabat cada hora y el próximo salía en 15 minutos así que la jugada nos salió perfecta.
El tren, sucio y parecido a los de los Países Bajos con dos plantas, tardó aproximadamente una hora en llegar. En el camino usamos la nueva tarjeta para comprar la versión kindle de la Lonely Planet para enterarnos un poco de qué cosas se podían visitar en Rabat.
La estación a la que llegamos fue Garde Rabat Ville, que estaba en el centro. Decidimos, como es habitual en nosotros, andar andar y andar. Nos fue muy fácil seguir el mapita en dirección hacia la Medina. Pasamos por un parquecito con unos árboles muy curiosos y nos hicimos unas fotitos. Seguimos de paseo hasta uno de los puntos de interés, Kasbah Les Oudaias, una zona amurallada en la desembocadura del río Salé. El lugar es precioso y es UNESCO Patrimonio de la Humanidad. En la entrada un tout intentó convencernos de que lo cerraban pero pasamos de el. Dentro había una parte que estaba formada por callecitas al estilo barrio Santa Cruz pero con la particularidad de que todas las casas estaban pintadas de blanco y azul. En la desembocadura del río había una explanada grande y allí nos sentamos a descansar un poco y a tomarnos un mini bocadillo. Había un señor simpático que se puso a hablar con nosotros.
espués de descansar un rato seguimos de paseo aún por la misma zona. Llegamos a los Jardines de Andalucía, muy bonitos y con muchos gatos… después de un ratito buscando encontramos un café que sabíamos que estaba por allí pero finalmente no nos tomamos nada.
Dejamos esta zona tan bonita y turística y de vuelta a la estación nos damos un paseo por la medina. Típico mercadillo en la calle donde se ven cosas raras aunque tampoco nos sorprende demasiado. Vemos un sitio donde hacen pan y algunos restaurantes chulos. Llegamos a la estación a las 15.15 y el siguiente tren es a las 15.30 así que otra vez perfect timing. El trayecto rápido y cómodo, Agatka se echa una siestecita.
A las 16.30 llegamos a Casa Port y a las 17.00 ya estábamos abordo. Teníamos hambre y se nos ocurrió que podríamos intentar cambiar el turno de la cena al de las 19.00 en lugar de las 21.00 como teníamos pero nos dijeron que era pronto para saber si se podía cambiar. Al final, mientras Agata se pega una duchita me acerqué a hablar con el jefe y nos dejaron. Esta vez, le dije que preferíamos una mesa que se hablara inglés y nos pusieron en una mesa muy apañá, había algunos viejitos muy simpáticos, algunos los típicos que han estado en no se cuántos cruceros. El señor que tenía sentado al lado que no oía bien, nos contó que estaban viviendo en Tenerife y que cuando pasáramos por allí (que era una de las últimas paradas del crucero) pues que con la calma lo que iban a hacer es pasarse por casa, ver que todo estaba bien y dejar las maletas hehe. También había un par de parejas jóvenes posiblemente de USA. Uno de ellos, típico americano chiquitito pero cuadrado se veía que tenían el pase free alcohol durante toda la estancia y no hacía más que beber y beber cervezas… más tarde lo encontraríamos borracho perdido y el último día los vimos con una resaca impresionante.
La cena estuvo muy bien, rollitos de berenjenas, risotto y trucha. La compañía también estuvo muy bien. A las 9, cuando empezaba el siguiente turno de cena, nos pasamos por nuestra mesa original para comunicarles a nuestros antiguos compañeros que les habíamos traicionado y que nos íbamos a la cama.
Game of Thrones y a dormir!